martes, 31 de enero de 2017

La luna, el baile y el reloj

Una mujer fantasmal, baila sobre las cenizas que va dejando la luna. Las plantas de los pies, le quedan cubiertas de una fina capa de polvo plateado. La luna sigue ardiendo, mientras la mujer se va evaporando, y la canción va terminando. El cigarrillo se me está apagando.La noche me va ahogando, las manecillas del reloj destilan sangre. Las horas parecen haber cambiado de lugar. El insomnio ha hecho contacto. Sálvese quien pueda.

Los que caminan solos

Dos pies y una sombra, eso necesita el hombre que camina solo. Quizás un cigarro, quizás un trago, de ser posible ron, o en caso de necesitarse verdaderamente algo, en urgencia, que sea pues, una bofetada para reaccionar y continuar el camino. El hombre que camina solo, depende  de la música para salir victorioso de sus encuentros consigo mismo, de lo contrario, qué opacaría los gritos de su alma. El hombre que camina solo, debe dormir y vivir solo, de lo contrario, no estará caminando solo, estará caminando con un montón de problemas chupándole la sombra. Se distingue por ir encorvado de tristeza. No es que esté apuntando la mirada al piso, es que busca un tesoro. Bolsillo roto, incondicional. Zapatos grisáceos, como bañados en neblina. Una corbata que le cae larga y negra sobre el estómago. Y un ojo de vidrio, que permitirá que casi nadie le hable. 

Entrada destacada

Lo que no es de nadie [POEMA]

Pintura: Albert Bierdstat Soy la tarde azul que marea al mundo el silencioso lago que con sospechas renuncia al tiempo que lo c...