domingo, 11 de junio de 2017

La muerte roja


La tarde siempre me ha ofrecido refugios seguros,

Los mismos del insomnio que a diario conjuro,

Las llamas que consumen el cielo solo me dicen algo,

Que el tiempo es fugaz y que nunca es tarde para valorarlo.

¿Ves?, las nubes como viajan por el firmamento sin mirar atrás,

Parecen algodones apretando mis heridas hasta colapsar.

De esta división del tiempo, hay varias conclusiones, 

y la más importante es

que los recuerdos te enseñan a que te perdones.

Un nuevo Sol se esconde, la vieja Luna responde,

Los sueños crean hogueras sin cuándo ni dónde,

Mañana será otro día, mañana ya se abrirá otra herida,

Lo único que nos queda es hacer de este cruel viaje una fantasía.

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